El 8 de febrero llegamos a Sukhothai, ciudad que floreció entre la mitad del siglo XIII y finales del XIV. Prueba de su esplendor es su parque histórico donde la belleza de sus todavía bien conservados restos arqueológicos se realza con lagos bordados de lotos rosa que se abren al amanecer. Es imposible visitar el parque a pie porque todo está muy esparcido, así que alquilamos una moto y nos pusimos manos a la obra: pagodas, budas sentados, de pie y caminado, flores de loto, restos de columnas, fosas... ¡Cuánta belleza junta y qué paz se respira!
Dos días más tarde visitamos Ayuthaya, capital del reino de Siam durante más de 4 siglos. Cuatro horas de visita a los templos, compartiendo tuk tuk con una pareja de belgas, fueron suficientes. Todo estaba lejísimos y el calor era sofocante.
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